Ejercicio 1: El objetivo es que el aire inspirado se dirija a la parte
inferior de los pulmones.
Tumbado, colocar una mano sobre
el vientre (por debajo del ombligo) y la otra sobre el estómago. En cada
inspiración, se ha de intentar dirigir el aire a llenar la parte inferior de
los pulmones, lo que debe hacer que se mueva la mano colocada sobre el vientre
pero no la colocada sobre el estómago, ni el pecho.
Ejercicio 2: El objetivo es conseguir que el aire inspirado se dirija a
la parte inferior y media de los pulmones.
Tumbado, colocar una mano sobre
el vientre (por debajo del ombligo) y la otra sobre el estómago. En primer
lugar, se ha de intentar dirigir el aire a cada inspiración a la parte inferior
de los pulmones (como en el ejercicio 1), y después, en la misma inspiración
pero marcando un tiempo diferente, dirigir el aire a la parte media, notando
cómo se hincha la zona bajo la segunda mano (estómago).
Ejercicio 3: El objetivo conseguir una inspiración completa:
Tumbado, colocar una mano sobre
el vientre (por debajo del ombligo) y la otra sobre el estómago. Se hace una inspiración
en tres tiempos dirigiendo el aire primero al vientre (se levanta la mano
colocada en esta zona), luego al estomago (se eleva la segunda mano) y,
finalmente al pecho.
Ejercicio 4: El objetivo es conseguir una espiración más completa y
regular:
Tumbado, colocar una mano sobre
el vientre (por debajo del ombligo) y la otra sobre el estómago. Se ha de
efectuar la inspiración como se ha aprendido en el ejercicio 3 y a continuación
comenzar la espiración cerrando bastante los labios (para que el aire produzca
un leve ruido que sirve de feedback para ir ajustando el ritmo de la
espiración).
Ejercicio 5: El objetivo es conseguir una adecuada alternancia
respiratoria.
Similar al ejercicio 4, pero
ahora no se marcan los tres tiempos de inspiración, sino que se realiza como un
continuo (pero manteniendo el recorrido habitual). Se van eliminando los sonido
que acompañan a la espiración para progresar hacia un ciclo respiratorio
completamente normal.
Ejercicio 6: El objetivo es generalizar la respiración completa a las
condiciones habituales.
Repetir el ejercicio 5 en
distintas posiciones y situaciones, incrementando gradualmente el nivel de dificultad.
(sentado, de pie, con ruido, etc.)
RELAJACIÓN. Los recursos con los que el logopeda cuenta a la hora
de contribuir a que el niño o niña encuentre el grado de elasticidad, flexibilidad
y relajación adecuados son variados, y lo más habitual es emplearlos de forma combinada
diseñando un plan específico de intervención para cada caso teniendo en cuenta
sus necesidades.
Dichos recursos
abarcan las manipulaciones, movilizaciones, masajes y estiramientos que
persiguen el objetivo general de tonificar la musculatura corporal y, más específicamente,
la vinculada con la fonación ya sea colaborando activamente el alumnado o, por
el contrario, manteniendo éste una actitud pasiva. Todas estas actuaciones,
dirigidas a la disminución del tono muscular en una, varias o en todas las
partes del cuerpo, resultan de la consideración de que una de las
características que mejor identifica a la tartamudez es, precisamente, el excesivo
tono muscular del cuerpo en general y de la musculatura laríngea en particular.
Algunos
ejercicios significativos en el entrenamiento en relajación, entre otros, son:
el bostezo, bostezo con la boca cerrada, relajación del cuello, relajación de
la cara, relajaciones breves, secuencias de relajación semilarga, etc.
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