domingo, 8 de julio de 2012

3. Etiología


Pese a las numerosas investigaciones realizadas en este campo, aun no se conocen con exactitud las causas de la disfemia.

Muchas son las teorías propuestas (neurológicas, psicogenéticas, lingüísticas, psicológicas,...) aunque parece ser una realidad la no existencia de un único factor responsable. Mas bien se trata de un conjunto de factores asociados; podríamos hablas de una  etiología multifactorial.

Como posibles causas de la disfemia podemos señalar las siguientes:

a) Herencia: El papel de la herencia es comúnmente aceptado como una posible causa del tartamudeo.

b) Sexo: Hay coincidencia entre los investigadores en que el porcentaje de varones tartamudos es muy superior al de mujeres (75% de varones), sin que se pueda dar una explicación satisfactoria.

c) Trastornos de lateralización: Existe una relación entre la tartamudez y los sujetos zurdos, sobre todo los mal lateralizados.  Para Kovarsky (1950) la disfemia se presenta en los zurdos contrariados.

d) Trastornos neurológicos: Para M. Seeman  la tartamudez consiste en una modificación del sistema palioestriado, provocado por las emociones o los estados afectivos violentos.

e) Trastornos en la estructuración tempo-espacial: Cualquier disfunción en la adquisición de la motricidad y de la organización del espacio podría generar una alteración del ritmo.

f) Alteraciones  lingüísticas: No existe una correlación causa-efecto entre el desarrollo del lenguaje y una alteración en la fluidez verbal, pues la mayoría de los niños y niñas con retrasos del lenguaje no tartamudean y, por otro lado, la mayoría de los niños y niñas con disfemia han seguido un desarrollo del lenguaje aparentemente normal. 

Sin embargo, se acepta el hecho de que la mayoría de los niños y niñas disfémicos han tenido dificultades en la estructuración sintáctica, la adquisición semántica y las primeras articulaciones de los fonemas. Pichón y Borel-Maisonny (1979) destacan la  “falta de inmediatez lingüística “como una característica linguo-especulativa del disfémico. 

Ajuriaguerra (1980) señala que difícilmente  “tartamudez y dislexia o disgrafía” están asociadas, mientras que tanto en una como en la otra coexisten trastornos del lenguaje.

Dinville (1982) que las alteraciones lingüísticas acarrean desórdenes en la estructuración del lenguaje que implican una desorganización motriz, lo cual incide directamente sobre el habla del sujeto.

Rodríguez (1987) afirma que la disfemia no afecta a la competencia lingüística, sino a la actuación del hablante, por lo que no puede ser considerada como un trastorno en la organización global del lenguaje.
Dinville y Gaches (1989) reconocen la existencia de algunos disfémicos capaces de utilizar un excelente lenguaje escrito, siendo en la expresión oral cuando experimentan alteraciones en la fluidez. Por ello, no siempre el tartamudeo es consecuencia de una mala organización del lenguaje interior.

g) Alteraciones psicológicas: Perdoncini e Yvon (1968) mantienen que los factores psicológicos pueden ser la única causa del tartamudeo en los casos de perturbaciones básicas, siendo necesaria, a veces, una auténtica, psicoterapia.

Crystal (1983) estima que toda esta variedad de factores etiológicos se deben a la existencia de una única causa generadora del problema, agrupadas de la siguiente manera:



TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LA DISFEMIA

Teorías orgánicas

Herencia, alteraciones del mecanismo de feedback auditivo entre los órganos vocales, oído y cerebro, literalidad...

Teorías de la
neurosis

Personalidad, alteraciones emocionales, conductas de sobreprotección, deterioro de las relaciones interpersonales...

Teorías de la
ansiedad

Inseguridad, ansiedad...

Teorías del
aprendizaje

Motivación, estimulación...

Dinville y Gaches (1968) señalan la evidente relación entre disfemia y situaciones psicológicas, aunque difícilmente una etiología exclusivamente psicogenética puede explicar todas las causas de la disfemia. 

De todos modos, no podemos olvidar la disparidad evolutiva en el desarrollo de la personalidad de estos sujetos. Mientras la mayoría de disfémicos no dan importancia a su habla, otros toman conciencia inmediata de su tartamudez y reaccionan contra su trastorno.

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